COSTA TOSCANA
Este invierno, haz una pausa... con Costa Toscana.
Con Costa Toscana, vive un crucero de invierno con sabor Mediterráneo: 8 días para reconectar y disfrutar. Saldremos desde Barcelona y, tras una mágica noche bajo las estrellas en el rincón más oscuro del Mediterráneo, llegarás a Nápoles, Roma y La Spezia. Pueblos, sabores y ciudades que brillan incluso en invierno. ¿El edredón? Que espere…

¡Prueba un nuevo sabor y continúa!
DESDE MONTEROSSO HASTA RIOMAGGIORE, BOCADO A BOCADO.
En las Cinque Terre se come caminando, sonriendo, con olor a sal. Algunos vienen por las vistas, otros por sus caminos y rutas. Pero todos, sin excepción, se quedan por la comida. Aquí, Liguria se vuelve más auténtica y directa. En Monterosso te recibe la focaccia: crujiente, untada en su justa medida, perfecta para comerla aún caliente en la playa. Y las anchoas, reinas indiscutibles, se comen fritas, marinadas, con pesto o servidas en pequeños conos de papel. En Vernazza, los mejillones en el puerto hablan de poesía: rellenos, gratinados, con aroma a ajo y limón. ¡Y en Corniglia no puedes dejar de probar su famosa tarta de arroz salada! El pueblo sin mar, pero con las mejores vistas. Luego, Manarola, que pone su vino blanco sobre la mesa: fresco, mineral, perfecto con un plato de trofie al pesto bajo una de las pérgolas del centro. ¿Y en Riomaggiore? Puro aroma: frito de mar, farinata y un helado de albahaca que no olvidarás. Cada pueblo tiene su propio sabor. Pero hay una regla que se cumple en todos: aquí se come con las manos, con los ojos y con todo el apetito que despierta el mar.
El selfie perfecto
NÁPOLES: MARADONA, MOSAICOS Y MILAGROS URBANOS.
Nápoles te reta desde cada esquina con vistas espectaculares y muchas historias que contar. Y si quieres llevarte a casa la mejor fotografía, prepárate para caminar, escuchar... y sonreír. Empezamos por la estación de Toledo, considerada una de las más bonitas del mundo: mosaicos azules, juegos de luz y una arquitectura impresionante. No hacen falta filtros en tu cámara: cada imagen habla por sí sola. Luego, nos dirigimos hacia los Barrios Españoles, entre callejuelas llenas de vida, ropa tendida y, por supuesto, el icónico mural de Maradona. Una parada obligatoria para una foto que grite: "Sí, estuve en Nápoles." A mitad de camino, parada imprescindible: pizza a portafoglio y una limonada fresca. Porque en Nápoles, incluso la comida es digna de una gran foto. Continúa luego por la Galería Umberto I, elegante y luminosa, donde tendrás que buscar tu signo del zodíaco en el mosaico bajo la cúpula. ¿El verdadero reto? Intentar cruzar con los ojos vendados la Piazza del Plebiscito, tratando de caminar en línea recta entre las dos estatuas ecuestres. La leyenda dice que nadie lo consigue. Pero tú… ¿te animas a grabarlo?

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